En 1939 el Sr. Joaquim Pardàs Vidal, carnicero con tienda en la calle de Santa Eugenia de Girona desde el año 1921, construyó una fábrica de embutidos en las afueras de la ciudad. Ubicada junto al Puente de la Barca, empezó la actividad especializándose en la fabricación de látigos, longanizas y morcillas catalanas. El verdadero impulso de la empresa fue realizado de la mano del nieto del hermano del fundador y actual presidente de la compañía, el Sr. Joaquim M. Caula Pardàs, y en la década de los 90 se incorporaron al negocio a sus tres hijos. En 2011 se trasladaron las instalaciones en Sant Gregori, alcanzando las certificaciones de calidad IFS y BRC. Actualmente la empresa exporta casi la totalidad de su producción y fabrica en dos líneas independientes del embutido curado de cerdo y el Halal.